Sistemas de riego en Barcelona. Lo que los clientes no saben acerca de su instalación de riego.

Una familia de clase media-alta, con su bonita vivienda de diseño fabricada con los mejores materiales, con sus buenos coches. Tecnología punta en su interior: apple,sony, samsung… Un jardín chulo. En el jardín resalta un césped bastante grande. 

     Como era de esperar tiene instalación de riego. ¿A ver? Bueno, las boquillas de los difusores tienen por lo menos diez años, y son de las que gastan agua por un tubo. Vayamos a ver el programador. La marca tiene un nombre impronunciable. Parece haber sido comprado en una tienda de los chinos.

  - Pero riega bien- me comenta el propietario- Mira, el césped está verde.

   ¿Verde a costa de qué? ¿De funcionar bastante más minutos de lo que requeriría si fuese una instalación moderna?

   Enciende el riego.

   - Ahí lo tienes- me dice con cara de satisfacción, como si tuviera el sistema de riego del Camp Nou.

   - Va bien- apuntilla.

    Los difusores de riego no solapan sus chorros de agua. El que calculó la instalación, si es que la calculó y no la hizo a ojo, erró bastante en sus cálculos. Las consecuencias son que tendrá que regar todavía más minutos para que no se seque el césped en la base de los difusores.

    Podría pasarme una hora detallándole con el máximo rigor técnico la ineficiencia y la obsolescencia de su sistema de riego, y no creería otra cosa de que estoy tratando de venderle una moto. Seguramente me haría mucho más caso si lo que le cuento lo hubieran anunciando mil veces antes en la televisión y algunos de sus vecinos, con los que compite silenciosamente, hubieran aportado ya unos emisores más modernos a sus instalaciones de riego. Pero no, no me ampara ninguna gran campaña de publicidad nacional. El individudo me mira con desconfianza y desgana, como si fuese un comercial dispuesto a venderle los veinte tomos de una enciclopedia.

    Quinientos euros. Mi oferta engloba nuevas boquillas de chorro lineal que ofrecen una mejor cobertura de riego ahorrando un 30 por cien de agua, un nuevo programador, un controlador climático que interrumpe el riego en caso de lluvia o helada y que posee ademas un sensor que mide la temperatura ambiente y la radiación solar, personalizando la duración del riego día a día en función de las condiciones climáticas.  

     Niega con la cabeza, resopla…., le parece mucho dinero. Me mira con la cara de quién le están tratando de vender un cuadro abstracto que no entiende ni Dios, cuando en realidad se trata de una innovación tecnológica que supondría en su caso un ahorro de agua de riego en torno a un cincuenta por cien.

     ¿Se imaginan a este individuo, que se acaba de apear de un Audi,  entrando en una vivienda amueblada con electrodomésticos antiguos de nivel energético F o G(los peores), un wáter con una pérdida eterna en la cisterna, y una cocina con dos hornillos eléctricos de los años ochenta.

     ¿A qué no se lo imaginan? ¿A qué no es posible? Sin embargo, ahí lo tienen, entrando con su imponente coche en una vivienda cuyo sistema de riego tiene un derroche energético similar a todos los cachivaches y averías del caso anterior.

   Qué dura es la vida de los comerciales del riego.

    

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